Chewy llegó en mayo al albergue, la pata trasera que le falta probablemente sea de nacimiento.
El servicio de recogida recibió el aviso de la policía, un perro había aparecido en la finca de un señor. Cuando los compañeros llegaron, el "señor" dijo no querer tener nada que ver con ningún albergue ni protectora, había llamado a la policía, pero para el caso es que daba igual, estaba histérico diciendo que había intentado ahorcar al perro y que se le había escapado mordiendo la soga. Afortunadamente, los compañeros del servicio de recogida lograron tranquilizar a Chewy que se había refugiado en un agujero.
Hoy por hoy es un perro alegre, feliz, corre como no hemos visto correr a muchos perros con las cuatro extremidades, está lleno de energía y vitalidad, pero el hecho de no tener todas las patas hace que las miradas le pasen por encima.
*Adoptado.
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