Este moteado llegó con mucho miedo. Lo sacamos a pasear para que se hiciera con nosotros y lo mimamos un poquito. Desde entonces, sólo necesita oír el coche pasa salir a la jaula a buscarnos, se sienta y espera tranquilo y paciente a vernos para recibir unas caricias. Siempre está atento a nuestros movimientos, a que le dirijamos una mirada para devolvernos otra cargada de deseo de cariño.
*Adoptado.
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