Pipa en el reencuentro con su dueña |
Pipa llegó a la protectora el pasado verano, a finales de junio.
Estuvo allí durante medio año justo esperando una nueva oportunidad, observando siempre a la gente serena y tranquila pero melancólica, como si no quisiera irse con nadie que no fuera su familia original.
Tras seis meses, un día por fin ocurrió algo que ninguno de nosotros esperaba; la dueña de Pipa vino a ver si su compañera seguía estando pues se sentía profundamente arrepentida de haberla abandonado y quería recuperarla. Y allí la encontró, justo donde la había dejado. Esa fue la única vez que vimos a Pipa fuera de su tranquilidad habitual, estaba nerviosa, desorientada... pero contenta.
Todos tenemos derecho a equivocarnos y ésta ha sido la segunda gran oportunidad que tanto Pipa como su dueña necesitaban.
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