Esta preciosidad está acostumbrada a vivir en casa y ahora, el estar tras los barrotes la asusta. Ha llegado al albergue tras el fallecimiento de su dueña. Aún está aislada pues tiene miedo. Su carácter es bueno y sociable, pero el miedo hace que le cueste el acercamiento a pesar de que es lo que necesita. A pesar de todo se deja tocar pero no le gusta que lo hagan con las dos manos a la vez, se siente acorralada.
Poco a poco intentamos que nos vaya conociendo, que gane confianza para poder vencer ese miedo.
Actualización 17 julio: Mimosa a más no poder, ya no rechaza las caricias con ambas manos, sólo busca el contacto físico y aunque no te llama para pedirte más, se queda mirándote esperando a que no la dejes sola.
Adoptada*
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